lunes, 23 de junio de 2014

Que sea un secreto…[YoonKook] Cap. 3

CAPÍTULO III; Compartiendo el dolor. El comienzo de la indiferencia.


Caminaba por el pasillo bastante confundido..., ¿Había sido real aquello?, ¿Verdaderamente había pasado? No lo podía creer, simplemente no podía creer lo que SUGA iba a intentar hacer...lo quería besar. Sus pensamientos estaban revueltos ¿Acaso Yoon Gi quería o sentía algo por él? De ser así ¿Desde cuándo? en todo el tiempo que llevaban de conocerse el chico le había querido, seguramente todos aquellos regalos de su parte iban con otra intención ¿Cómo no se había dado cuenta?



Su caminar era rápido pues no quería que el mayor fuera a alcanzarlo, no quería verlo, no en ese momento porque si lo hacía entonces le gritaría unas cuantas cosas que seguramente le harían sentir mal. JungKook se sentía engañado, por una parte pensaba que eso no podía estar pasando, que eso no era verdad, que tal vez se trataba de una broma como las que normalmente hacía, solamente que ésta era un poco más pasada de nivel que las anteriores y si es que era una broma entonces que buen actor había resultado porque todo había sido muy real. Por otra parte sabía bien que se mentía, eso realmente había pasado; las manos del mayor acariciaron sus mejillas ¿Cómo no podría haber sido eso real? Sintió la calidez de sus manos, la suavidad de su piel, incluso sintió su aliento muy cerca de sus labios, aquello no era parte de su imaginación y eso era lo que más le asustaba. Sintió miedo, a SUGA le gustaban los hombres; no tenía nada contra eso pero ahora se sentía sumamente incómodo, tantas noches durmiendo cerca, con sólo una pared que los separaba, tantas veces duchándose en el mismo baño, tantas veces estando casi desnudo frente a él, sintió escalofríos, aquel tema era bastante delicado, le causaba tristeza puesto que ese tema era uno muy duro de tratar para él. Desde muy pequeño había sido molestado por su apariencia, no era un chico que gustara de jugar futbol o de juntarse mucho con otros chicos y eso le causaba problemas. A medida que fue creciendo aquellas burlas por su rostro tan fino aumentaron, aunque claro, aprendió a defenderse a y lidiar con el asunto pero eso no quitaba el trauma que ya le habían causado con el tema y menos lo cohibido que lo habían vuelto con respecto a sus preferencias.



Entró a los vestidores y tomó su maleta, acomodó la ropa dentro para poder cerrarla y al hacerlo pudo es cuchar una voz a sus espaldas.



—JungKook...



Habló el castaño mirando fijamente al menor por la espalda, tenía un poco de miedo, miedo a lo que ya estaba pasando; la actitud del chico había comenzado a cambiar, aunque no le había hablado él lo sentía, sentía que comenzaba a comportarse cortante. Pero el pelinegro no hizo caso, cerró por completo el cierre de su maleta y se dispuso a caminar rumbo a la salida, ya no le hablaría, no le diría nada, solamente esperaba que aquello funcionara y que el chico dejara de sentir aquel sentimiento por él pues de no dejar de hacerlo les traería muchos problemas.



Pasó a un lado suyo sin decir nada, su cara era una de molestia, con una visible mueca de desagrado: YoonGi se sintió mal, sentía que se mundo se caía en pedazos, como si en ese preciso momento alguien le hubiera dado la peor noticia de su vida…, en pocas palabras sintió que su vida se había terminado. ¿Cómo iba a hacer ahora para trabajar con él? Seguramente sus compañeros se darían cuenta y...tal vez no volverían a hablarle el resto de su, ahora desdichada vida. “Haz algo” se gritaba a sí mismo, “Muévete”, gritó una vez más, “Detenlo”, se ordenó…, pero por mucho que quisiera hacer algo ya no podía, aun sin hablar el menor lo había dicho todo; no lo quería cerca.

Pero… ¿Debía rendirse?, ¿Debía echar todo por la borda?, ¿Debía simplemente comenzar a ignorarlo, a ignorar aquel gran sentimiento que ahora mismo le causaba un gran dolor?

—JongKook espera… -Corrió hasta él y al alcanzarlo lo sujetó fuertemente del brazo izquierdo haciendo que el menor girara sobre tus talones por la fuerza del agarre.-debemos hablar…

—No, no tenemos nada que hablar…así que por favor déjame ir.

El tono ajeno era bastante seco, como si no le doliera desairarlo, era un tono muy distinto, un tono que nunca había escuchado en un chico tan dulce como él, y, precisamente por esa razón le hizo pensar que ahora lo odiaba, no podía no ser así luego de enterarse de sus sentimientos.

—Desde que te vi…-Ignoró por completo al chico pues mantenía la esperanza de que si hablaba podía arreglar lo que había echado a perder.- desde que te vi por primera vez…, me gustaste, me gustaste tanto como nunca creí que me iba a gustar alguien, incluso antes de hablarte por primera vez yo, yo estaba enamorado. A medida que fui tratándote me di cuenta de lo buen chico que eres, de lo noble e inocente que puedes llegar a ser; tu carácter me gustó mucho, tu forma de ser era diferente, era especial. Comencé a quererte desde un inicio pero tiempo después comenzó a crecer el miedo a ser rechazado, a que me hicieras a un lado cuando yo te dijera que me gustabas. No tenía pensado confesarme nunca porque sabía que no iba a ser capaz de decírtelo, así que preferí quedarme con la duda de lo que podría pasar, incluso hoy yo, yo no iba a decir nada pero el verte triste y enojado por mi culpa, el estar los dos solos en las canchas y esa caída…, no pude resistirme.

El menor lo miró un tanto incrédulo ¿Cómo era capaz de que SUGA, aquel chico fuerte que no se derribaba ante nada no hubiera sido capaz de confesarle sus sentimientos a alguien? Era simplemente imposible, seguramente sólo decía esas cosas para jugar con él, se iba a aprovechar y luego sin más se alejaría de su lado luego de obtener lo que quería… ¿Sería así? Nunca se creyó capaz de hablar de su mayor de esa forma, a pesar de no ser muy cercanos JongKook se había dado cuenta de que YoonGi era buena persona, incapaz de lastimar o jugar con alguien pero así mismo también había pensado que le agradaban las mujeres, igual o más de lo que a Jimin le gustaban, que equivocado estaba. Ahora no podía y no debía confiar en él, además…a él no le gustaban los hombres, no le gustaban…

—No…, no me importa si me querías desde antes –Negó un par de veces sin mirar al chico que ahora estaba muy cerca suyo.- yo no te pedí que sintieras eso por mí, además...a mí no me gustan los hombres. –Repitió pues más que dejárselo claro a su compañero debía dejárselo claro a sí mismo.-

El pelinegro habló en tono decidido, tratando de oírse seco, serio pues sabía que si usaba ese tono con el chico iba a lastimarlo o a dejarle en claro que no lo quería cerca suyo y cualquiera que fuera su reacción después de ello no le importaba.

—Sólo…mantente alejado de mí, no me hables a menos que sea por algo que tenga que ver con el grupo, no te acerques a mí, no me mires, ignórame y…deja de sentir eso que sientes, un hombre no puede estar con otro hombre, no es normal.

Terminó por decir lo que estaba pensando aunque planeaba no hacerlo, él no era del tipo de personas que lastiman a otros, aunque pensaba cosas malas de los demás a veces no lo decía para no hacerlos sentir mal pero en éste caso las palabras habían salido solas. Sin agregar ni una sola palabra más y esperando que ese asunto hubiera quedado claro se dio la vuelta para regresar al camino del que minutos antes el castaño lo había desviado y caminó rumbo a la puerta de salida de los vestidores. No se sentía bien aunque había dicho lo que pensaba, se sentía acosado de alguna forma, su molestia había regresado ¿Cómo era posible que tuviera esos sentimientos por un hombre? Desde siempre le habían inculcado que los hombres debían estar con las mujeres, no con otros hombres, no era algo sano, era un pecado. Caminaba a paso lento pues no dejaba de pensar en lo que había vivido recién, un par de veces chocó contra las personas que iban en dirección opuesta a la suya y una vez estuvo a punto de tropezar al no fijarse bien por dónde caminaba, sin duda tardaría días en olvidar aquello y, con SUGA siempre a su lado por razones de trabajo sería aún más difícil.

Mientras tanto, en los vestidores se encontraba YoonGi, quien aún no comprendía del todo lo que el menor había dicho, se había recargado contra la pared de azulejos blancos y sin importarle si se golpeaba o ensuciaba de dejó caer recargándose en la misa. Una vez estuvo sentado llevó sus manos a su cabello para apretarlo mientras sus ojos, ya rojos, comenzaban a llenarse de lágrimas; las palabras hirientes del pelinegro eran repetidas una y otra vez como si de un disco rayado se tratara, lo torturaban y lo hacían sentir tanto dolor que su pecho dolía. Su corazón latía fuertemente y las lágrimas resbalaban por sus mejillas e incluso más abajo, sus gritos hacían eco en la vacía y grande habitación. Se lamentaba, realmente se lamentaba por haber hecho lo que hizo, si no hubiera sido tan idiota ahora todo estaría como antes, hubiera podido seguir observándolo, amándolo en secreto, sin tanto sufrimiento y sin saber que lo odiaría por confesarse. Debía alejarse de él estaba claro pero… ¿Cómo iba a poder hacerlo?, ¿Cómo alguien que amaba tanto a una persona podía alejarse de la misma de un día para otro? Era imposible pero en esas circunstancias Min debía hacerlo posible, debía tratar de alejarse, de no hablarle, no mirarlo, y, de ser posible, dejar de amarlo aunque su razón para vivir se fuera con ello. Tenía de escaparate la música así que debía concentrarse más en ella y dejar de pensar en JongKook… ¿Podría hacerlo? Las cosas se decían muy fáciles pero hacerlas era lo difícil, un sentimiento tan profundo como el que sentía por su menor no se iba a ir de un día para otro, incluso con los años YoonGi sabía que seguiría estando ahí.

Unos minutos después un hombre alto de cabellos negros entró a los vestidores, al ver al chico tirado junto a la puerta de entrada, desconsolado y gritándose a sí mismo lo “tonto” que era se puso de rodillas junto a él, no lo conocía, o eso creía.

—Ey…chico, ¿Estás bien? –Preguntó colocando su diestra en el hombro del castaño.-

Pero no obtuvo respuesta, el hombre, luego de esperar unos cuantos minutos se tumbó a su lado con las piernas flexionadas y sus manos sobre sus propias rodillas. Estaba dispuesto a esperar a que el chico hablara, no iba a dejarlo solo allí, no se iría con la culpa porque de irse no dejaría de pensar en todo el día que pudo haber ayudado a un chico en problemas. Unos tres minutos más bastaron para que el castaño levantara su cabeza la cual descansaba sobre sus piernas, su cara estaba completamente roja al igual que sus ojos. Desde lejos se podía notar la humedad de sus mejillas por la gran cantidad de lágrimas que había derramado y por lasque aún resbalaban por sus regordetas mejillas. Su respiración era agitada, sollozaba e intentaba calmarse aunque le era difícil luego de llorar tanto; hacía un gran esfuerzo por tratar de que el aire llegara a sus pulmones, comenzaba a agitarse y al parecer iba a necesitar ayuda para tranquilizarse. El hombre de unos treinta años que reposaba a su izquierda levantó la vista y notó el problema que tenía el chico para respirar de momento, llevó su diestra hasta su espalda para dar un par de suaves palmadas y acto seguido levantar al menor por el mentón con la otra.

—Respira…-Repetía el hombre mientras acariciaba con mucha lentitud la espalda ajena en un acto por tratar de tranquilizarlo.- lento, inhala y exhala. –Repitió alzando un poco más el rostro ajeno.-

El castaño hacía lo que, el todavía desconocido para é le decía que hiciera, inhalaba y exhalaba muy lentamente logrando que el aire fluyera libremente hasta sus pulmones. Una vez vio que estuvo calmado el pelinegro lo soltó, jaló su maleta la cual había dejado a un lado suyo cuando se sentó con el chico, de ésta sacó una botella de agua la cual entregó al más bajo sin la tapa.

—Bebe, lento…-Le pidió una vez más, suaves sollozos todavía emanaban de los labios de Min pero su pecho subía y bajaba sin dejar de respirar al ritmo que le había impuesto.-

Tomó la botella y dio un par de tragos de la misma para luego separarla de sus labios, ladeó un poco su rostro para luego mirarle.

—Gracias-Logró murmurar aún entre sollozos.-

— ¿Te sientes mejor?

—Un poco, sí…, gracias.-Su tono era un serio pero más que serio dolido.-

—Vaya chico, me has asustado.

—Lo siento. –El pelinegro negó.-

—Está bien. ¿Puedo…saber por qué estabas llorando?

—Últimamente he tenido muchos problemas…

-Suspiró.- —Ya veo ¿Quieres hablar sobre ello? Tal vez no nos conocemos pero, creo que es bueno hablar con un desconocido ¿No crees?

—Amor, problemas propios… -Asintió ante la interrogante.-

—Las dos suenas bastante fuertes… ¿Estabas llorando por alguna chica?

—No exactamente –Por un momento había dudado en si decirlo o no pero al final las palabras salieron, odiaba el tener que esconderse, odiaba no poder hablar abiertamente por miedo a ser criticado. Sólo esperaba que aquel hombre que lo había ayudado no le plantara un golpe y se fuera después.-

—Amor pero no con una chica…uhnm –Asintió un par de veces.-ya veo, creo que… no estoy cerrado en ése tema. ¿Sabes? Por años fui el consejero personal de un pariente mío el cual tenía las mismas preferencias que tú, si alguien puede aconsejarte ahora entonces ese soy yo. –Aclaró su garganta.- a mi no me van los chicos pero, entiendo, no es muy diferente.

—Vaya…entonces todos los homosexuales tenemos problemas por lo que veo –Comentó afirmando con una sonrisa melancólica dibujada en sus labios.-

—Pues… ¿Qué te digo? Lamentablemente hay muchas personas con la mente tan cerrada que lastiman a otras sólo por sus preferencias sexuales-Suspiró.- soy Oh Jung Kyu, un gusto. –Extendió su brazo hasta el chico como forma de saludo.-

Min no hizo nada más que asentir un par de veces pensando que aquello que decía el chico era verdad.

—Min Yoon Gi –Susurró para luego estrechar su mano suavemente por unos segundos.-

—Un gusto Yoon Gi ¿Me aceptarían un café para hablar un rato?

—Supongo que sí, además no puedo regresar, no ahora. –Negó mirando a un punto fijo en el blanco piso de los vestidores y, sin poder evitar comenzó a recordar lo que minutos antes había pasado entre él el chico a quien quería.-

—Entonces –Gruñó al momento en el que se puso de pie con ayuda de sus manos, sin duda el regresar a jugar por las tardes como modo de ejercitarse había sido buena idea, pensó. Una vez estuvo de píe se posó frente al castaño y le ofreció su mano.- Anda, te ayudo.

YoonGi tomó la mano ajena y se ayudó de la misma para ponerse de pie, al estar así soltó la mano que le había ayudado y sacudió sus pantalones. Levantó la mirada hacía el chico ¿No era aquel un ulzzang famoso? Sí, recordaba haberlo visto en el medio.

—SUGA ¿Cierto? –YoonGi asintió.-

—¿Un ulzzang? –El pelinegro asintió un par de veces de forma efusiva.-

—Sí, un “cara bonita” –Susurró rodando los ojos a la vez que esbozaba una pequeña sonrisa, se agachó un poco y tomó su maleta.-mi departamento está cerca… ¿Quieres ir? Creo que sería algo más privado, así no se levantarán chismes por si no quieres que se enteren de.

—Te lo agradezco, dejé mi maleta en las canchas, iré por ella y regreso.

—Te espero en la entrada –Murmuró sonriendo entrecerrando un poco los ojos al hacerlo.-

SUGA caminó hacia las canchas, tomó su maleta y la llevó un su espalda sujetándola con la mano izquierda mientras caminaba de regreso, le haría bastante bien hablar con alguien sobre sus sentimientos, sobre su pesar. Tenía tantos años guardando aquel secreto así que pensó que sería difícil para él contarlo, pero al parecer su nuevo amigo le entendería, por alguna razón el chico le inspiraba confianza y ni loco desaprovecharía la oportunidad de liberarse de una carga y, también de hacer un nuevo buen amigo. Caminó lentamente por el corredor que llevaba a la salida del edificio, al llegar pudo ver al pelinegro hablando de manera fluida con un chico al que parecía conocer de tiempo.

—Oh ¿Listo? –Preguntó al verlo cerca de ellos, al parecer se había percatado de que el chico estaba cerca.-

—Sí –Su cara evidentemente expresaba tristeza y en esos momentos no lo ocultaba.-

El mayor se despidió del chico y caminó hasta llegar a la puerta del edificio y empujó todo su peso contra ésta para abrirla, esperó a que el castaño saliera y la soltó dejando que se cerrara sola.-

Jung Kyu lo dirigió hasta la esquina de la calle donde un carro algo lujoso de color negro estaba estacionado, quitó la alarma y abrió la puerta contraria a la del conductor. Yoon Gi subió al auto, pudo percibir un suave olor, era algo fresco, una mezcla de pera con lima y manzana verde o al menos era lo que alcanzaba a percibir.

—Huele bien –Murmuró.-

—Gracias, creo –Rió mientras entraba al auto.-

No fue mucho el tiempo que permanecieron en el auto pues unas tres calles adelante se encontraba el edificio donde vivía el chico. El camino al departamento ajeno fue corto, entre cortas platicas de lo que se dedicaba cada uno y uno que otro chiste por parte del pelinegro en un intento de hacer sentir bien a Yoon Gi llegaron frente a una puerta blanca, mientras sacaba las llaves le comenzó a platicar sobre aquel primo del que ya le había comentado, le contó un poco su historia, las cosas que había pasado y cómo finalmente había logrado superar sus miedos, prejuicios e inseguridades para de esa forma poder estar ahora en paz.

Una cómoda sala de cuero color marrón adornaba la mayor parte de la entrada del departamento, las paredes pintadas de blanco con formas irregulares en negro le daban un toque moderno pero familiar. En uno de ésos sillones SUGA y Jong Kyu tomaron asiento para poder comenzar a hablar, el dueño del departamento le había ofrecido ya al chico una taza con té de manzanilla el cual esperaba que calmara un poco sus nervios. Yoon Gi se acomodó en una orilla del sofá doble, su pierna izquierda estaba sobre su tobillo en la pierna derecha; Jong Kyu se encontraba en la misma posición del lado contrario del sofá.

—Bien, ya que estás más tranquilo… ¿Quieres hablar? –Preguntó el mayor mientras veía al chico tomar un trago de la taza de té.-

Gi asintió un par de veces para luego dejar la taza sobre la mesa de centro y dirigir la mirada hacia el chico.

— ¿Por qué estabas llorando hace un momento?

—Por un chico…

—Puedes decir nombres, habla sin pena…te juro que no diré nada. –Habló serio.-

—Mi compañero, JungKook. Yo…estoy enamorado de él, desde el primer día que lo vi pero…tenía planeado no decirle nada… -Dijo haciendo cortas pausas.-

— ¿Y supongo que se lo dijiste hoy?

—Sí, bueno sí pero no –Tragó saliva.- estábamos grabando un partido para nuestro programa, se supone que ellos ganaron. JungKook se enojó porque sabe que yo sé jugar básquetbol y que los dejé ganar… -Suspiró.- lo hice por él pero se molestó y decidió quedarse luego de terminar de grabar, yo vi que estaba molesto y quise acompañarlo, todo estaba bien al principio, al parecer su enojo había disminuido pero luego…yo tropecé justo cuando ambos tomábamos el balón y caímos al piso, él quedó encima de mí y no pude resistirme, estuve a punto de besarlo cuando él se alejó.

El pelinegro escuchaba atento cada palabra pronunciada por el chico, asintiendo cuando lo creía necesario y para darle a entender que lo estaba escuchando.

— ¿Él es heterosexual?

—Creo que sí porque dijo que una relación entre hombres estaba mal –Bajó un poco la voz.- dijo que era algo malo, un pecado.

— ¿Y cómo te sientes con eso?

— Me siento mal, tonto, me siento como un idiota. Hago lo que me gusta en mi trabajo, soy yo siempre pero a la vez no lo soy. Disfruto de lo que hago pero cuando estoy libre no sé qué carajos hacer y por eso regreso al trabajo, me pongo a escribir tratando de olvidar lo asquerosamente monótona que es mi vida pero no me engaño, el problema sigue, está presente dentro de mí como un clavo al que yo mismo le doy impulso para que entre más. –Suspiró.- Pero todo eso se borra cuando estoy con él, me siento libre, siento que puedo mandar a la mierda ése estúpido clavo porque no quiero más que estar con él, no quiero otra cosa que sentirlo cerca porque así encuentro la paz que busco y entonces, cuando siento que estoy bien a su lado o rodeado de amigos aquel obstáculo corre por mi cabeza exhibiéndose frente a mis buenos pensamientos “No te querrán porque eres gay, nadie te aceptará, incluso aunque tú estés seguro de tus sentimientos, ellos, los que no te comprenden te harán dudar” y para terminar su cara viene a mí “Él no es gay” trato de hacerlo mi mantra, por eso no iba a confesarle mis sentimientos porque sabía bien que me iba a aborrecer, y mira, ahora me odia, quiere que me aleje, no me quiere ver más, le doy asco –Apretó fuertemente sus ojos tratando de contener las lágrimas que amenazaban con salir.- y lo peor de todo es que yo siento lo mismo por mí, me doy asco, me odio.

Una pequeña y cálida mano se posó sobre el hombro tembloroso del castaño, sintió el enojo, la furia, el odio y la impotencia del menor con ése único toque. A su mano se le unió otra del lado contrario y sin importarle si el chico no quería lo atrajo a su pecho, Yoon Gi trató de resistirse al principio pero lentamente fue cediendo al agarre del contrario ¿Creía el castaño que solamente lo iba a escuchar sin darle una muestra más de apoyo? Estaba loco si pensaba así, no había forma de no demostrarle que, aunque aún fuera un extraño, podía encontrar un buen amigo que lo ayudara en los momentos malos, estuviera con él en los buenos y se quedara al pie del cañón en los peores.

El abrazo se tornó silencioso, el único sonido en la habitación era de los sollozos que salían del chico al forzarse por no volver a llorar.

—Llora, no te contengas.

—No quiero.

—No quieres pero lo necesitas –Dijo en tono serio tratando de hacerlo entender.-

Sus palabras eran ciertas, tal vez SUGA no quería llorar para no verse débil ante el chico pero eso no quería decir que no lo necesitaba. Su alma debía llorar, sacar todo lo que durante tantos años había guardado pues sólo así podría sentirse bien.

—Será difícil pero tú no eres un cobarde ¿o sí? –Sintió cómo el chico negaba en su hombro.- entonces prométeme que harás tu mejor esfuerzo para poder salir adelante, prométeme que no te humillarás ante él por un poco de aceptación o de cariño, pero sobretodo prométeme que trabajarás en valorarte a ti mismo, trata de ver lo valioso que eres y entiende que tus preferencias sexuales no son un defecto, al contrario, Dios te dio la oportunidad de ser distinto y no por eso eres malo. No lo olvides ¿Ah? Yo te ayudaré, estaré contigo y para ti si es que me necesitas.

—No podré estar cerca suyo…cuando lo vea me entraran las ganas de pedirle perdón…

—No te humilles SUGA…

—No…, quiero no molestarlo, no quiero que se harte y termine saliéndose del grupo por mi culpa –Suspiró.- Gracias Jung Kyu…

—Cuando te sientas mal sólo llámame, yo te escucharé y si puedo te daré un consejo.

—Si no hubieras llegado creo que yo…-Interrumpió el más grande.-


—Ni lo pienses, llegué y eso es lo que importa.



Luego de seguir hablando con el pelinegro, Yoon Gi se sintió un poco más tranquilo, como si aquel peso que llevaba a cuestas se hubiera dividido en dos, ahora había alguien que le ayudaba y por esa parte se sentía bien. Pero lo peor, o al menos eso era lo que SUGA pensaba, estaba por venir, debía enfrentar a JungKook, tal vez no hablarle pero quizás sí afrontar sus miradas de odio o de asco, aunque no creía que fuera así, Yoon Gi esperaba que no les hubiera dicho ya a los demás porque de ser así tendría que lidiar con un gran problema y, en esos instantes, no tenía muchas ganas de nada que no fuera dormir.

Sacó la tarjeta-llave de su cartera y la pasó de un movimiento rápido, la puerta se abrió pero no pasaba nada, no sintió las miradas acusadoras que esperaba ver cuando entrara, era todo lo contrario, todos y cada uno de los miembros estaban en sus asuntos, Jin escuchando música en su tablet, J-Hope riendo con Taehyung, Jimin viendo videos y Rap Mon y…Jungkook estaban cocinando; tenía hambre pero definitivamente no podía entrar en la cocina. Se había pensado bien los consejos de Jung Kyu, era cierto, no debía humillarse, tal vez siendo un poco serio podría aprender a lidiar con el “error garrafal” que acababa de cometer.

— ¡Ey! –Lo llamó Jimin desde el sillón doble donde se encontraba.-

— Qué pasa… -Saludó acercándose a él dejando caer su maleta a un lado del sillón y sentándose luego a la altura de las piernas del moreno.-

— ¿Adónde fuiste hace un rato? Habíamos quedado en ir por mi regalo-Mencionó abultando su labio inferior tratando de hacer un puchero pero era claro que eso lo hacía ver tan pervertido como siempre.-

— Me desvié… salí con un amigo y se me fue el tiempo –No mentía, ésa era parte de la verdad, si no le preguntaba lo demás no tenía porqué mencionarlo.-

— Pudiste haberme llevado, sabes que sin ti mi vida no es la misma…, ehnm –Aclaró su garganta en tono burlón.- sin ti mis horas son tan aburridas… -Bromeó riendo después.-

— Tarado…-Musitó.-

— Ámame…

Un par de bromas más por parte del moreno y SUGA había logrado sonreír, se sentía mal pero Jimin sabía bien cómo animarlo. De alguna forma el moreno sabía cuando Yoon Gi estaba mal, el llevarse tan bien tenía sus ventajas y él lo agradecía. Sin saber en qué momento SUGA alzó la mirada hasta el pelinegro quien ayudaba a Rap Mon. A meter las bolsas de palomitas al horno de microondas, al parecer tenían planeado sentarse a ver películas el resto de la tarde.

— ¿Te apuntas? –Preguntó J-JHope dejándose caer suavemente en el abdomen de Jimin, éste lo miró entrecerrando los ojos fingiendo molestia pero luego sonrió mostrando su blanca y sexy dentadura.-

— Necesito tomar una ducha y… dormir un poco.

— Bah, te duchaste esta mañana, anda, podemos aguantar tu olor. –Murmuró Jimin.-

— Tonto…-Se puso de pie tomando su mochila.- cuando termine de bañarme vengo…

Fue lo último que dijo antes de entrar en la habitación, vio la cama de J-Hope con las sábanas hechas bola y media cobija tirada en el piso, recordaba haberle dicho que la hiciera antes de ir a grabar, sin poder contener su “enfado” alzó la voz mientras hacia bola una de las sábanas.

— ¡Tú! –Al parecer J-Hope sabía que le hablaba a él porque inmediatamente trató de esconderse detrás de Jin.-

— A mí no me metas…-Se hizo a un lado justo antes de que una sábana hecha bola se estrellara contra la cara del pelinegro borrando su brillante sonrisa y cambiándola por un puchero.-

— ¡Te dije que hicieras tu cama! –Bufó.- sabes que odio entrar a la habitación y ver la cama así –Reclamó.-

— Lo siento…mamá. -Murmuró tratando de no reír.-

— Ho Seok –Tomó un poco de aire para tratar de calmarse, normalmente no se molestaba por eso pero ahora estaba un poco sensible.-

— Venga Gi, ahora la hago, no es que no se pueda solucionar. –Caminó hasta la habitación entrando antes que el castaño.-

— Ahora, debiste hacerlo temprano. Debes cumplir con las reglas del dormitorio, lo dejamos claro el primer día.

— Sí pero…-Trató de hablar pero el mayor lo interrumpió.-

— Nada Ho Seok, la próxima vez que lo hagas tu cama dormirás fuera.

— No soy una mascota, tengo mi cama –Recalcó el “mí”.- y como es mía puedo dejarla sin hacer o dormir a cuanto perro callejero se me antoje –Bufó.-

— Sí, pero resulta que también es mi habitación. –Atacó al menor.-

— Odio cuando te pones el papel de madre, sólo cálmate y no te desquites conmigo.

¿Desquitarse? ¿Es que acaso JungKook le había dicho algo? Sintió que su corazón se salía de su pecho, incluso comenzó a temblar.

—Oye tranquilo –Se acercó el pelinegro a su mayor tomándolo del brazo.- ¡Ey Rap Mon!

Al escuchar el grito el líder del grupo corrió hasta la habitación, lo miró abriendo sus ojos con sorpresa y se acercó a él.

—Ayúdame a sentarlo –Habló mientras lo sentaban en la cama.- Jimin, alcanza un poco de papel de baño. –Alzó un poco la voz y sin perder tiempo el moreno llevó el rollo completo.-

—Woh, Hope, se te pasó la mano…-Cortó lo equivalente a cuatro cuadros y lo doblo de modo que pudo hacer un pequeño tapón para la nariz del chico.-

— ¿Ah? Yo no hice nada, su nariz comenzó a sangran sin más.


La cara de los tres chicos era de preocupación, SUGA se sentía un poco mareado y solamente podía ver a los chicos moviéndose de un lado a otro como si de una ilusión se tratara, luego de eso no supo más de sí mismo.

Los días pasaron y SUGA se sentía como un niño mimado entre sus compañeros, J-Hope, Rap Mon y Jimin cuidaban siempre de que comiera cinco veces al día según les había recomendado el doctor; Yoon Gi tenía días sin comer bien y eso comenzaba a afectar a su salud, el doctor le había recomendado descanso por un par de días, días en los cuales no vio a JungKook cerca suyo ni un momento. Desde su involuntaria “metida de pata” el menor se había comenzado a alejar de él, en ningún momento preguntó por su salud, era como si no le importará.

Los días siguientes a eso la actitud del menor del grupo seguía igual o peor, cada vez que SUGA estaba cerca suyo éste lo evitaba, si por alguna razón SUGA debía hablarle JungKook contestaba con palabras cortas y con muy poco interés, el castaño trataba de no prestar mucha atención a ello pero ¿Cómo podría no hacerlo? Le dolía ser tratado así, de esa forma tan fría. Cada vez que miraba al pelinegro recibía una mirada fría, distante y, aunque no fuera así, Yoon Gi sentía que era con asco.

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